“La violencia es
miedo de las ideas de los demás y poca fe en las propias”
Antonio Fraguas
Forges
En
una democracia y en un Estado Constitucional de Derecho, las libertades
políticas y civiles son imprescindibles y el respeto a ellas es base para la
convivencia democrática. La libertad de pensamiento, la libertad de expresión y
el derecho a protesta son parte de los derechos fundamentales reconocidos en la
Constitución Política y en diversos tratados internacionales. Esto ya es
conocido, pero a veces es necesario repetirla y más aún cuando se presentan
situaciones como los hechos de violencia ocurridos en el frontis del Poder
Judicial de la Corte Superior de Justicia de Cusco.
El
último jueves, así como semanas atrás, jóvenes estudiantes y profesionales
salieron a protestar contra el actual presidente regional del Cusco, el
nacionalista Jorge Acurio Titto, para exigir justicia por el caso denominado “Calca”,
en el cual, nuestra máxima autoridad regional está involucrada.
Los
manifestantes, varios de nosotros, con formación jurídica, sabemos que los
jueces, sin presiones y de manera imparcial son los únicos que pueden declarar
culpable por algún delito a cualquier persona, pero cuando un proceso, presenta
ciertos hechos que no son normales ni admisibles empieza a causar sospechas.
Desde la amenaza de muerte a la fiscal hasta las movidas en la Sala Superior
que tiene a cargo el proceso, así como hijos de magistrados que laboran en las
diferentes instancias del gobierno regional y otros más, hacen dudar de una
verdadera imparcialidad e independencia en la función jurisdiccional. Es por
ello que los jóvenes salimos a protestar, no para pedir o exigir que se
sentencie de una manera u otra, sino que el proceso sea imparcial y así
demostrar al pueblo cusqueño que contamos con un Poder Judicial digno y
respetable, como muchos de los jueces que fueron docentes míos y siempre
demostraron una actitud intachable.
Hay
gente y sectores que pueden estar a favor o en contra de esta posición y todas
las posiciones son respetables aunque tanto la mía o la de ellos pueda ser
incorrecta. Así es el juego en una democracia y así se debe vivir en un Estado
Constitucional de Derecho. Lo que no es tolerable, en un país que está
construyendo su democracia, es la violencia como forma de imponer un criterio
político o de cualquier clase. La violencia por parte de los trabajadores y
seguidores de Jorge Acurio a los manifestantes es totalmente repudiable. Toda persona
tiene el derecho a salir a protestar de la forma en que más le convenga y por
lo que piensa que es justo, siempre y cuando sea pacífica. Lo que no debe ser
permitido es la actitud matonesca de los que no están de acuerdo con esta
protesta. En realidad, esto es lo que la sociedad tiene que condenar, la
violencia política. Ya no se debe tolerar que por posiciones políticas a favor
o en contra de algún personaje se rompan los huesos nasales a los que piensan
distinto, pues eso pasó con Alain Arenas, joven estudiante de Odontología de laUNSAAC, que fue agredido por los defensores de Jorge Acurio y ahora tiene roto
los huesos nasales. También sufrieron agresiones, pero más leves, otros jóvenes
protestantes.
Pero
esto no es el único hecho de violencia por parte de los nacionalistas del
Cusco. En el III Encuentro Regional de Juventudes, los jóvenes del partido de
gobierno atacaron en forma violenta a jóvenes que hacían firmar un
pronunciamiento cuyo contenido era los errores en la organización de dicho
evento y sugiriendo políticas juveniles nacionales. En vez de discutir o
proponer una posición, los nacionalistas, utilizaron la violencia para reprimir
un acto que es permitido en democracia y avalado por la Constitución.
En
la redes sociales, como es natural, existe intercambio de ideas y de posiciones
políticas. Son varios jóvenes de diferentes partidos e ideologías que nos
enfrascamos en debates, muchas veces apasionados, pero tolerantes. Jóvenes de
izquierda, liberales, apristas, comunistas, independientes debatimos y enfrentamos
nuestras posiciones con nuestro nombre y sin ocultar el rostro, pero cuando los
nacionalistas intervienen en las redes sociales, lo hacen con perfiles de Facebook
falsos, sólo se dedican a difamar, insultar, mentir y colgar fotos y memes
trucados para desprestigiar a los opositores. ¡Es una pena!
Todo
esto demuestra que los jóvenes nacionalistas de la región del Cusco son
intolerantes, no tienen cuadros que sean capaces de defender su posición
política con formas democráticas lo cual demuestra un miedo al debate abierto, alturado y democrático. También se percibe un medio por lo que pueda
pasar en el Poder Judicial...
