Yo sí soy uno de los que cree que el sistema educativo universitaria actual (Ley N° 23733 y D.Leg. N° 882) debe ser modificado por un sistema que responda a la realidad actual y que sobre todo priorice la calidad de la enseñanza superior, la investigación científica y tecnológica y el análisis de la realidad. Pero esto debe hacerse sin ningún control y sin injerencia del Poder Ejecutivo ni de ningún poder político tal como lo propone la Comisión de Educación presidida por el congresista de las filas de Perú posible, Daniel Mora.
En el Perú, lamentablemente, las leyes y los agentes han permitido que su sistema educativo universitario se hunda en la mediocridad, siendo la mayoría de universidades un fábrica de títulos sin casi nada de investigación y mucha mala formación académica. Los datos son muy tristes. No aparecemos en ningún puesto digno de aplaudir en los diferentes ranking de universidades a nivel mundial y de América Latina. La ANR y el CONAFU, que se deben encargar de supervisar a las universidades terminan siendo un club de amigos que rompen el principio de "imparcialidad objetiva" y no ha dado ningún fruto en favor de la educación superior. El control de la calidad que cada universidad debería hacer internamente a terminado por ser tan sólo un trámite burocrático más siendo totalmente ineficaz.´
Ante ello, el congresista Mora preparó un proyecto de ley para poder contar con una nueva Ley Universitaria, en la cual se crea una Superintendencia que se encargué de fiscalizar a las universidades, de autorizar su funcionamiento, de velar por la educación universitaria, etc. Todo eso esta bien, pero hay un problema. Esa superintendencia dependería del Ministerio de Educación y la mayoría de sus integrantes responden al Poder Ejecutivo y por ende estarían supeditados al Presidente de la República.
La autonomía universitaria tiene sustento constitucional, reconocida literalmente como tal en el art. 18° de la Constitución Política del Perú. Además, en 1919, cuando se hizo al reforma universitaria en el Perú, uno de las conquistas fue justamente esto, la autonomía universitaria. Los alumnos de ese entonces, estaban cansados que el gobernante de turno utilice a las universidades para sus fines políticos olvidándose los fines de la universidad. Esto fue una gran conquista. Pero lamentablemente, sí se aprueba el proyecto del congresista Mora tal cual como esta, volveríamos al siglo XIX y nuestras universidades pasarán a ser objeto de la voluntad política del gobernante de turno.
Por estas razones, es necesario contar con una superintendencia pero que no dependa de ningún poder del estado, sino tenga autonomía constitucional (Si la autonomía universitaria esta reconocida en la Constitución, el órgano que las supervise debe tener igual autonomía constitucional). En ese sentido, el año 2011, el congresista cusqueño Luis Wilson presentó el Proyecto de Ley N°4765-2010, en el cual se reforma el artículo 18° de la Carta Magna y se establece un Órgano Autónomo como ente Rector de la Educación Universitaria dándole autonomía constitucional y siguiendo los parámetros del Tribunal Constitucional en la STC N°0017-2008-AI/TC. En ese misma línea, el Parlamento Joven del Cusco - del cual soy integrante - se pronuncio a favor de contar con una superintendencia pero que no dependa del Poder Ejecutivo, sino tenga autonomía constitucional.
Creo que este último camino es el debemos seguir. No podemos supeditar la educación universitaria al poder político y mucho menos a la voluntad del gobernante de turno. Queremos un ente que controle la calidad universitaria, sí, pero que a la vez respete la autonomía de las universidades. Sí se aprueba el proyecto de Mora tal cual como esta, el remedio va a ser peor que la enfermedad.
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